¿Por qué emprender en economía social?

• El objetivo primordial de la economía social es mejorar la calidad de vida de la sociedad en su conjunto
• La Unión Europea está llevando a cabo iniciativas significativas para orientar la economía hacia prácticas socialmente responsables

La economía social se configura como un modelo alternativo al convencional, colocando en el centro de sus prioridades a las personas, el planeta y la transformación social. Este enfoque, en constante evolución, se consolida como una opción innovadora y ética, guiando a emprendedores hacia un camino sostenible.

Principios fundamentales de la economía social

La economía social, según la definición de la Red de la Economía Alternativa y Solidaria (REAS), se concibe como un sistema productivo que prioriza la equidad entre trabajadores y consumidores, entre otros. Esta perspectiva se basa en condiciones laborales dignas y la creación de productos y servicios que no generen daño al entorno ni a las personas. El objetivo primordial es mejorar la calidad de vida de la sociedad en su conjunto.

La carta de principios de la economía solidaria de REAS, elaborada en 1995 y actualizada en 2022, establece fundamentos esenciales, como la igualdad, la generación de empleo estable, el respeto al medio ambiente y la promoción de la cooperación.

Respuestas a los desafíos actuales

En contraposición a la idea de vivir en una época de recursos ilimitados, la economía social se presenta como una alternativa consciente y sostenible para abordar nuestra realidad actual.

En este contexto, a nivel legislativo, la Unión Europea está llevando a cabo iniciativas significativas para orientar la economía hacia prácticas socialmente responsables. Entre estas medidas se encuentra la implementación de la taxonomía verde, que define los criterios para clasificar las actividades económicas de impacto positivo. Además, se está trabajando en una taxonomía social que se centrará en aspectos sociales y éticos.

En el contexto español, la Ley 18/2022, de 28 de septiembre, de creación y crecimiento de empresas (conocida como ley crea y crece) ha introducido un marco legal que impulsa las sociedades de beneficio e interés común (SBIC). Estas entidades están diseñadas para operar con estándares más elevados en términos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Este respaldo legal no solo reconoce la importancia de la responsabilidad social empresarial, sino que también refleja una clara transición hacia una economía más solidaria y comprometida con el bienestar social y ambiental.

Cambios en la inversión y la gestión empresarial

Hay algunos aspectos que nos demuestran cómo la economía social influye transversalmente en nuestra sociedad:

• Los inversores y gestores actuales exigen un impacto positivo antes de invertir, evidenciando un cambio de paradigma en la evaluación de proyectos. Ya no solo buscan rentabilidad financiera, sino también contribuciones significativas a la sociedad y el medio ambiente.
• La formación de directivos comprometidos se presenta como clave para liderar la transformación hacia prácticas empresariales éticas y sostenibles.
• La integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 en los planes de estudio se postula como una necesidad. Esto no solo proporciona a los futuros líderes empresariales las herramientas para abordar los desafíos actuales, sino que también inculca valores éticos desde las aulas.
• En el marco legal del ámbito español, la Ley 5/2011 y la Ley 31/2015 han marcado hitos significativos para la economía social. Este marco reconoce la diversidad del sector, que abarca desde cooperativas hasta empresas de inserción.

En resumen, la economía social no se limita a ser simplemente una opción empresarial; más bien, representa un compromiso integral con el bienestar colectivo y el desarrollo sostenible. Su enfoque centrado en valores y principios éticos no solo impulsa la generación de empleo y la actividad económica, sino que también promueve la equidad y la inclusión social.